Primer Día (Nissa y Libre)

Ese era mi primer día de tortura en el instituto, que constaba de varios edificios al final de la carretera 101. Mi abuela que sorprendentemente sabía y podía conducir aún, me llevó en aquel clasico auto negro de quien sabe que marca, que yo no había notado, porque iba sumergida en lo más profundo de mi imaginación, para intentar evadir la realidad. Ese día… no podía significar nada bueno, pero no podía extender mi fecha de ingreso a clases ni un poco más, tenía que afrontarlo.

Suspiré, habíamos llegado, la abuela Linne me dio una charla sobre cómo ser agradable para intentar conseguir amigos más rápido, pero yo simplemente no quería. Quería ser yo, y seguir en ‘’ese estado’’, al menos por un tiempo. Sí, desde unos meses atrás había notado que tenía un puro instinto masoquista.

Había llegado temprano, me bajé y hablé con la pelirroja de la entrada, al parecer estaba confundida, había nombrado a una tal señorita Hathaway, que también llegaba ese día, hasta que notó su error. Me pidió que cada profesor firmara unos papeles que le tenía que devolver al final del día, y así comprobar mi asistencia.

Lo que siguió del día me dedique a intentar aprender mis salas de clases, que no resultó muy difícil. Un par de personas me habían hablado, pero luego notaban que yo no tenía exactamente intenciones de socializar, me veía muy fría. También noté que había un rumor muy extraño que corría por el instituto, sobre una llamada ''Bella Swan'', la hija del jefe de policía, que había vuelto muy cambiada después de varios meses. Por una razón que no comprendí eso llamó especialmente mi atención.

Finalmente escuché aliviada el timbre para ir a almorzar. Tenía mucha hambre. Tomé mis cosas y me dirigí sola a la cafetería, donde inmediatamente un grupo llamó mi atención. Eran varios, y todos se parecían a ''aquel'', del cual ya prefería no tratarlo por su nombre. Eran idénticos… pero lucían… más enfermos. Si, definitivamente. Estaban en el otro extremo, así que no los distinguía bien, pero se notaba que la más hermosa era una rubia, que dejaba casi sin aliento.

También había otra como ellos que estaba sola, de cabellos oscuros y piel igualmente pálida. Solo tenía una manzana y un vaso de agua, me acerqué, otra vez sin pensarlo, como lo había hecho el otro día en las calles.

Me paré frente a ella y noté como algunas personas me observaban… Aunque no sabía exactamente qué decir. -¿Ocupado?- Pregunté, haciendo referencia a los puestos vacíos.

La verdad es que todos parecian adorar a los otros cuales escuchaba nombre, "Cullens", wow, seguramente eran hijos del doctor Cullen quien atendio un día a un "primo" sercano, realmente queria conocerlo, parecia que el sabia el secreto de sus hijos al igual que yo, estava an sumergida en mis pensamientos con un monton de preguntas en mi cabeza, como las preguntas que tenia desde mi viaje a Italia, y conoer a esa realeza vampirica. Tome el baso de agua y tome un poco, para despues ocultar un gran desagrado. Seguia en mis pensamientos que no le ponia atención a nada. ¿Los Vulturi realmente eran realeza? ¿Me escojerian? ¿Tendria oportunidad alguna?

Despues de todo lo que habia echo para ellos, tomar sangre de mi padre y matarlo, para despues huir de Rusia e ir a Italia para nada, para irme de Italia Forks, donde encontraria mas vampiros... tambien licántropos o como se llamaban metámorfos o como sea esas cosas, tenía deciddo que me quedaría aquí pero también quería irme apra Italía donde seguro me encontraria nuevamente con esos vampiros y ser odiada por Jane. Que asco de vida como odiaba a esa chica.

Despues de unos minutos sumergida en mis pensamientos algo me saco de ellos, una voz femenina que me llamava la atneción. -No, sientate si quieres.- Dije con un tono amable para despues volver mi mirada hacia los Cullen, tenia ganas de socializar con ellos pero al mismo tiempo queria alejarme de ellos, algo me decia que la compañia de ellos me aharia daño, despues de eso pasaron unos chicos hablando de Isabella Swan, seguro que era la hija del jefe Swan que habia conocido una vez.

Pude ver claramente como mis palabras habían interrumpido cual fuera la cosa que estuviera pensando. Me senté y coloqué la bandeja sobre la mesa, una naranja, una coca-cola y el menú del día: alguna especie de lasaña que realmente no me agradaba comer.

La muchacha sonó amable, asentí y respondí con un pequeño –gracias- Si tenía suerte podía convivir perfectamente con ella por lo menos durante el almuerzo, mientras no hiciera muchas preguntas necias, como solía hacer la mayoría. Empecé a juguetear con la naranja haciéndola rotar sobre sí misma. Seguí la mirada de la chica, y pude notar en sus ojos azules algún matiz rojo, que formaba una perfecta combinación violeta. Realmente hermosos… No los había visto de ese color nunca antes. Su atención era para los que yo había visto antes, en el fondo de la cafetería.

-¿Los conoces?-Pregunté súbitamente, dando por hecho que entendería a quien me refería. Tenía intenciones de saber sus nombres, ya que la situación era por lo menos extraña. ¿Por qué aquellos habitantes del pueblo se parecían a ''el''? Resultaba hasta doloroso, porque era muy familiar. Tomando en cuenta al que había conocido hace días… sí, él era el que más se le parecía.

En ese momento recordé que tampoco conocía el nombre de la chica, ni ella el mío. –Soy Nissa Hellberg… la nueva- Dije restándole importancia a la situación, mientras me encogía de hombros. Seguí observando algo incrédula todo lo que veía, a ella… y a los otros, tres mujeres y tres hombres, cada uno tan diferente al interior, como igual de hermoso y único.